“El 2 de abril recordamos con dolor, honor y esperanza a quienes dejaron sus vidas en las Islas Malvinas y a quienes volvieron a casa en 1982”
Por varios años estas islas estuvieron ubicadas frente a nuestra actual Patagonia, fueron terreno de interés de varias naciones. Finalmente la corona inglesa logró instalarse en 1766, pero en ese mismo año España añade a su Virreinato obligando a desalojarlas. En 1832 con ayuda militar norteamericana, la corona inglesa se lanzó nuevamente logrando ocuparlas hasta la actualidad. Desde ese momento el gobierno argentino reclamó su soberanía sobre esas tierras, pero sabía que quienes las ocupaban poseían gran poderío e historia militar. Es por eso que reiteradamente se incitó por la vía diplomática.
Pero 1982 encuentra a nuestro país al mando de un gobierno instalado por la fuerza, que por años había tenido un gran apoyo civil, lo que fue perdiendo al ritmo que eliminaban las personas que se oponían y sumían a quienes resistían en la debacle económico y social. El general Galtieri, al frente de la Junta Militar decide entonces jugar una última carta, aquella que según era unos de sus grandes anhelos, y en cuestión de meses embarca al país entero en el sueño de recuperar aquellas islas.
El 3 de abril la Plaza de Mayo se llena como hace tiempo no lo hacía, se festejó el desembarco de los soldados de Argentina en las costas de Malvinas. El General Galtieri sonrió en el balcón como ríen los cobardes, como ríen los irresponsables. De qué otra manera podemos interpretarla. Una persona que por 30 años había estudiado el arte de la guerra, envía a colimbas a enfrentar a la vieja Inglaterra. Pero no solo él mostró sonrisa y convicción, los medios de comunicación, los grandes artífices de la guerra, aquellos que nos hacían creer con cada matutino que íbamos ganando. Pero el sueño duró poco, solo 2 meses después la Argentina pierde más de 700 soldados y gana una de sus heridas más honda.
Pero quienes quedaron con vida allí en las Islas, estaban ansiosos por volver, convencidos de que al regreso la Plaza llena los esperaría, de que el pueblo reconocería su sufrimiento y valentía de haber tomado los fusiles, soportado frio y pasado hambre…
El pueblo los recibió en silencio, los llamó locos de guerra, les dio la espalda y no les dio reconocimiento…ni trabajo. Innumerables vidas de soldados se perdieron ahora en su tierra natal, al silencio de las armas, al silencio de los medios. Quienes volvieron vinieron a luchar ahora aquí… Honrémoslo demostrando que esta guerra sí la ganaron… y que aún no todo está perdido.”
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